Después de años de abandono del Agro por los gobiernos que se han sucedido en el poder por estos últimos 30 años, en el 2020, en medio de la pandemia del COVID 19, el sector agropecuario demostró todo su potencial y compromiso, trabajando ininterrumpidamente 24/7, para asegurarle a todo el país que no faltaran los alimentos en la mesa de todos los hogares panameños.

Todos los esfuerzos, desvelos y sacrificios de los hombres y mujeres del campo durante más de dos años de pandemia, les granjearon a los productores agropecuarios del país, las simpatías y la gratitud de toda la población panameña que prácticamente les valió un reconocimiento casi de HÉROES por su gran servicio a la patria y a todos los panameños.

Ahora en medio del malestar y el descontento que existe entre la población en general por el incremento del costo de la vida, impulsado por un fenómeno inflacionario de carácter mundial, vemos cómo surge la real y muy preocupante tentación que, en medio de esta efervescencia nacional, se impongan acuerdos poco analizados y meditados sobre las extensas solicitudes de incluir más productos de la canasta básica en la regulación de precios.

Hacemos un llamado al Gobierno Nacional y a las organizaciones populares que participan en los diálogos nacionales, para que de una manera responsable, sensata y reflexiva eviten a toda costa mandar cualquier mensaje que pueda significar más presión y sacrificio para los productores nacionales de alimentos que hoy luchan y se debaten por sobrevivir ante la histórica escalada que están experimentando los costos de producción a nivel mundial.

No permitamos  que  en medio de una lucha enfocada en la defensa de los mejores intereses del pueblo panameño y del país, los miles de productores y los 350,000 panameños que dependen de las actividades del campo, sean tratados ahora como VILLANOS después de haber sido considerados HÉROES, poniendo en peligro la sostenibilidad y el futuro de muchas actividades productivas  si se regula el precio de rubros de producción que hoy enfrentan, no sólo mayores costos, sino los efectos de la apertura comercial,  propiciándose el debilitamiento de nuestra producción de alimentos y, por consiguiente,  de nuestra seguridad y soberanía alimentaria.

Junta Directiva
Panamá, 17 de julio de 2022